Eres la alegría de mi día a día. Tanto como las estrellas
brillan en el firmamento, y el Sol da calor durante el día, hoy tú me das la
energía para seguir adelante con todos mis planes y con toda ilusión.
Eres la persona más perfecta que he visto en mi vida, eres
como un ángel que llegó a mi vida sin pedir permiso.
Sin dudarlo te daría todo lo que tengo y todo lo que soy.
Sin pensarlo te protegería de todo y de todos. Hijo mío, has nacido para ser el
centro de todo. Has venido a destronar a todos los que a tu alrededor están… tú
eres el centro.
Porque sin saberlo has venido a ser la alegría de muchas
vidas y la felicidad de todos. Eres la inocencia hecha persona.
Prometo cuidarte para que no caigas, y cuando lo hagas,
prometo levantarte, curar tus heridas y darte mi amor. Juro ante todo que no te
faltará nada, y aunque siempre te daré todo lo mejor que pueda, espero que no
te acostumbres a eso.
Porque hoy simplemente es una entrada. No es una carta para ti
ni mucho menos… Tiempo al tiempo y cada cosa llega a su momento.
Yo te bendigo hijo mío, con mi fuerza, mis esfuerzos, mi
energía y todo mi amor. Porque para todos serás uno más, para mí, siempre serás
el único.
Ýa he escrito unas palabras para ti, y cuando te escriba un
texto todo el mundo lo sabrá, yo me encargaré de eso.
Solo me queda darte las gracias hijo, por darme todo lo que
produces en mi interior, por cada sentimiento, por cada impresión y por ser lo
que eres para mí. Te Amo, hijo mío.
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